martes, 7 de agosto de 2007
Declaración de fe
Después de todo, quizás, la única certeza sea que estamos solos. Admitir la influencia directa o indirecta de cualquier tipo de divinidad en nuestras vidas -eso que llamamos Providencia y a la cual apelamos constantemente por medio de la oración- sería legitimar la complicidad criminal de Dios en la Historia.¿O es que acaso puede ese ser que asimilamos al concepto de bueno, intervenir benévolamente en algunas ocasiones y complacerse en la total indiferencia en otras?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario