martes, 26 de agosto de 2014

Elegía por el país de hoy



Pues sí
yo también soñé con una plaza limpia
La tarde cruzada de tafetanes
blancos
El aire bordando aromas
de una patria que era mía, pero diferente.


Mi viejo asteroide de tierra morena
sin banderines de muerto

Desparpajo de luminosos volcanes
sin escarabajos peloteros

Una noche sin púas
pastoreando un manojo de pinos
con rumor a río


Pero llega la hora prima
Oigo las raíces de la rabia montar desde la tierra

Revientan en carnosos frutos
de fétida sangre

Resuenan sus roncas voces
bajo un sol que nos desuella con su aliento de hierro

Pasan luctuosas las alas de los zopilotes
engullendo entre horas
los últimos jirones del más azul de los océanos

Cae rendido el entrañable perfume
a hojas de guayaba
y lluvia recién parida

Encaramada en el vértice de la noche 
la cegadora voz de la pólvora celeste
revienta en violento grito:

Fue una trampa la incompleta promesa del júbilo
que compraron en paquetes
como vulgar mercancía

Fue vana la acumulación
de ese tesoro maldito
que guardaron en sacos
cerca de la cama.

No será vuestro ese cristalino aire
Ni las esmeraldas entre la niebla
Ni el fulgor detrás del horizonte
No
Hasta que también sean de todos