lunes, 29 de septiembre de 2008

Plegaria por el buen descanso

A Álvaro Menén Desleal

Cuando hubo de presentarse ante ti, Señor
con su suetercito blanco espinado aún
de juguetones pelitos de viejo dálmata
y su ácido humor inveterado
La barba cana desprovista de maneras
dignas de observarse en un rito funerario
espero que hayas sido calmo
lento a la ira
hayas olvidado tu santo protocolo canónico
y lo hayas hecho entrar, sin más
con el gesto de aquel que recibe a un amigo que vuelve

Que no haya pesado más en ti
su loca aspereza provocadora
su enconada desavenencia con el civismo
sanguinario de los dictadores
que le hizo cosechar exilios y el odio
de más de alguna de tus fieles santurronas

Que por el contrario hayas hecho a un lado
por una vez, tu inquebrantable compostura
y te haya sentado bien su cinismo manifiesto
Que hayan compartido una copita de vino
y ya a la vera de la tarde
hayas hecho reposar sus infatigables alpargatas
y lo hayas conducido a deleitarse
en tu celestialísima biblioteca
donde solo entran
-Y así sea por los siglos de los siglos-
Los mejores y más depurados arquitectos de la palabra

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