¡Ah adorada Lengua mía!
casi había olvidado
lo mucho que me gusta seducirte
y sentir tu firme sintaxis
volverse trémula y maleable
bajo el desmaño de mis plumas
Hacía falta reencontrarte
amante fiel de palabras exactas
y perderme así
como un herrero bisoño
que se acerca a tu fuego por primera vez
Precisaba susurrarte, medirte y acariciarte
volverme loco en tus vericuetos
de centenaria gramática
en tus ensortijadas delicias
de intrincada fonética
Se hacía urgente entrar en ti
con un redoble de tambores
de frescas aliteraciones
y que temblaras
te conmovieras
y me regalaras
-vencidas por fin todas tus barreras-
un racimo de versos ronroneantes.
miércoles, 9 de julio de 2008
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