Pues sí
yo también soñé con una plaza limpia
La tarde cruzada de tafetanes
blancos
El aire bordando aromas
de una patria que era mía, pero diferente.
Mi viejo asteroide de tierra morena
sin banderines de muerto
Desparpajo de luminosos volcanes
sin escarabajos peloteros
Una noche sin púas
pastoreando un manojo de pinos
con rumor a río
Pero llega la hora prima
Oigo las raíces de la rabia montar desde la tierra
Revientan en carnosos frutos
de fétida sangre
Resuenan sus roncas voces
bajo un sol que nos desuella con su aliento de hierro
Pasan luctuosas las alas de los zopilotes
engullendo entre horas
los últimos jirones del más azul de los océanos
Cae rendido el entrañable perfume
a hojas de guayaba
y lluvia recién parida
Encaramada en el vértice de la noche
la cegadora voz de la pólvora celeste
revienta en violento grito:
Fue una trampa la incompleta promesa del júbilo
que compraron en paquetes
como vulgar mercancía
Fue vana la acumulación
de ese tesoro maldito
que guardaron en sacos
cerca de la cama.
No será vuestro ese cristalino aire
Ni las esmeraldas entre la niebla
Ni el fulgor detrás del horizonte
No
Hasta que también sean de todos
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