miércoles, 29 de septiembre de 2010

Poema de los amores ridículos

“También el juego es una trampa para el jugador.” Milan Kundera

Yo me acerco trémulo
Como un cachorro recién destetado
Y ella se aleja altiva
Como una muñeca de Simon & Halbig
Estricta como un cambio de guardia
Perfecto Baccarat en su orgullo sin máculas

El rito se repite y repite
Yo anidando trucos de chistera
Conejos
pañuelos
palomas
Ella encumbrándose como la cimera
De un escudo de armas de la casa de Habsburgo

Pero he ahí que el péndulo completa su ciclo
Y ella se desgaja como una amigable matrioska
Polvo del arcoiris de las puertas de Asgard, primero
Elegantes perlas de rocío, luego
Noble y animosa compañera hidromiel por último

Reconfortado al fin
se alza en mí un ignoto diablillo
Soy ridículo, como el más ridículo de los Adonis
Imperturbable como un ojo de agua en medio de la eternidad
Frío como una piedra en el Perito Moreno


Y así estamos, y así estamos...

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