Protégeme de los australopitecos
Y del neumococo
De los hipocampos alados
De las oropéndolas atigradas,
(de ganchudos colmillos)
De la misoginia
y de la misandria
De la pedantería de los engreídos
De la ingesta vulgar de los hematófagos
De los huevecillos de los ácaros
Del estupor catatónico que provocan las pérdidas
del prurito que sobreviene al tacto de las ortigas
de los tontos de capirote
idiotas imitadores de los coleópteros peloteros
que pasean la mierda por delante
del polen,
de la disnea,
de la influenza
de los sueños entre peces abisales
de la ceguera de la polilla
de los agravios ajenos
de los tartufos,
los harpagones
y los polichinelas
de nosotros mismos
de la envidia del tiempo
que desgrana y estruja
las escasas horas
que nos fueron dadas para la vida.
jueves, 27 de diciembre de 2007
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